Cómo llegar desde Bergen
Tras nuestra llegada al aeropuerto de Bergen, lo primero que hicimos al recoger el coche fue tomar camino hasta la ciudad de Stavanger. Es un recorrido habitual si se hace una ruta circular cuando el punto de inicio es una de estas dos ciudades; además, por el paisaje bien merece dedicar las cuatro horas y pico de trayecto que se tarda en llegar de una ciudad a la otra. El trayecto incluye dos ferries (el primero de 40 minutos de duración, entre Halhjem y Sandvikvag, y el segundo de 25, entre Arsvagen y Mortavika) y uno de los túneles submarinos más profundos del mundo, el de Rennfast, que llega a estar 223 metros bajo el mar y tiene una longitud de más de 5 kilómetros.
Como era de esperar, llegamos tarde a nuestro hotel (el único hotel que visitamos durante nuestro viaje) y nos fuimos a descansar para empezar el día siguiente a conocer la ciudad; teníamos previsto dedicarle un día completo.
Conociendo la ciudad
Stavanger es la cuarta ciudad de Noruega con aproximadamente 130.000 habitantes y es la capital de la provincia de Rogaland. Esta ciudad portuaria es conocida como la capital noruega del petróleo y de ahí que tenga un museo dedicado a ello: El Museo noruego del petróleo (Norsk Oljemuseum), del que os hablé aquí.
Para conocer Stavanger lo mejor es perderse por ella… Nosotros, tras nuestro habitual paso por la oficina de turismo para recoger el mapa de rigor y recibir algunas indicaciones, nos dirigimos hacia el casco antiguo, una de las zonas más bellas de la ciudad.
Callejuelas peatonales adoquinadas con sus casas de madera adornadas con flores invitan a pasear sin rumbo fijo disfrutando de los detalles. Es fácil olvidar que se está en una ciudad relativamente grande teniendo en cuenta la tranquilidad que se respira en estas calles.
Tras un paseo algo pasado por agua (dichosa lluvia!) nos bajamos a la zona del puerto, donde los peques alucinaban con los cruceros allí atracados. Tranquilamente fuimos paseando hacia la zona del Museo del Petróleo pasando por las fantásticas casas de colores del centro de la ciudad; a diferencia del casco antiguo, que es meramente residencial, aquí abundan las cafeterías y las tiendas con un ambiente animado y agradable. Antes de visitar el museo acabamos comiendo justo delante del Geopark en un restaurante chino.
Nuestro paseo por el centro acabó después de visitar el museo. Continuamos callejeando hasta que llegamos a la Catedral de Stavanger y el fantástico lago que hay detrás. Finalmente, nos dirigimos hacia el hotel, parando a comprar algo de cenar en un kebab a medio camino.
Nuestro paso por la ciudad fue tranquilo y agradable; conocimos su esencia y visitamos los lugares más importantes de ella. Al día siguiente íbamos a visitar el lugar que hacía que muchos turistas pararan en la ciudad (incluidos los cruceros): Preikestolen (El Púlpito). Fue, sin duda, un buen comienzo del viaje.
Si necesitas más información, la puedes encontrar en nuestra guía de viaje de los fiordos noruegos.
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