Dicen que una de las mejores puestas de sol que se pueden ver en el mundo corresponde a la ciudad de Zadar, así que después de nuestra visita al Parque nacional de los Lagos de Plitvice, aprovechando la siesta de los enanos en el coche, nos dirigimos hacia allí a conocerla y a pasar la noche.
Llegamos a Zadar, buscamos el apartamento (que no nos gustó nada, aquí tenéis los alojamientos por si le queréis echar un vistazo), descargamos lo básico para pasar la noche, nos duchamos, salimos pitando y… no llegamos a la puesta de sol :(.
Aparcar cerca de la entrada al casco antiguo es caro (y no os hagáis ilusiones, que la zona azul cercana comienza muy temprano y acaba muy tarde), así que aparcamos en una especie de solar que hay a unos 5 minutos caminando de la entrada (gratuito). El casco histórico se encuentra en una península a la que se accede por la fantástica e impresionante Puerta de Tierra. Nada más cruzarla da la impresión de estar en otro lugar Zadar diferente.
Tras una cena normalita (con un pescado buenísimo y un arroz negro no tanto) nos dirigimos hacia lo más conocido de Zadar: La curiosa iglesia de San Donato, con su cuerpo circular, la catedral de Santa Anastasia, con su impresionante campanario, el Órgano del Mar y el Saludo al Sol. Evidentemente, las iglesias solo las pudimos ver por fuera (normal con las horas que eran…), pero nos gustaron mucho, igual que el foro romano que está justo detrás. Visitar los monumentos de noche también tiene su encanto porque muchas veces la iluminación es fantástica (y en este caso lo era).
Llegando al mar, lo típico de las zonas costeras: paraditas de todo tipo y una mini-feria a la que, por supuesto, tuvimos que hacer una visita (15kn el viaje).
El Órgano del Mar y el Saludo al Sol son dos ‘esculturas’ del arquitecto Nikola Basic, natural de la ciudad; el primero de ellos consiste en multitud de tubos y silbatos a la orilla del mar que, con el movimiento de las olas, va produciendo un hipnótico sonido. El Saludo al Sol, por otro lado, es una paranoia (pero nos encantó!); se trata de una enorme circunferencia de cristal (22 metros de diámetro) en el suelo que, mediante pequeñas placas solares (hay 300), deleita al visitante con un curioso y original espectáculo luminoso. Los pequeños disfrutan como locos bailando y saltando por allí! Almacena tanta energía que es suficiente para iluminar todo el frente marítimo.
Una lástima llegar tan tarde a Zadar porque nos quedamos con ganas de más; de poder disfrutar más de su frente marítimo, de poder sentarnos en las escaleras que acaban en el mar, de poder callejear más, de visitar algunos de los atractivos que tiene y, por supuesto, de poder disfrutar de su puesta de sol!
Puedes consultar todos los posts de nuestro roadtrip en la guía de viaje.
Deja una respuesta