Split fue nuestra primera parada larga (de más de una noche) en lo que llevábamos de viaje. Es la segunda ciudad más grande de Croacia y es un importante nudo de comunicaciones en el país porque desde su puerto salen ferrys hacia muchas de las islas, y todo esto se nota en los precios. No es una ciudad barata, aunque tampoco tan cara como Dubrovnik.
No teníamos muy claro qué nos íbamos a encontrar; sabíamos que tenía el Palacio Diocleciano (declarado Patrimonio Mundial por la Unesco), pero nos daba miedo cosas que habíamos leído sobre ella hasta el punto de plantearnos si dormir en ella o mejor alojarnos en Trogir, por ejemplo. Por suerte, apostamos por ella y os puedo confirmar que no nos equivocamos.
Durante nuestra estancia en la ciudad (3 noches) aprovechábamos las mañanas para hacer visitas por los alrededores y las tardes para recorrer su fantástico centro histórico o visitar alguna de sus playas cercanas.
Nuestro alojamiento (podéis consultarlo aquí) se encontraba muy cerca del centro caminando, en una especie de isla peatonal. Por cierto, para los que vais con coche: el aparcamiento por la zona del centro es de pago (en el Palacio Diocleciano como es de suponer no puede circularse en coche). Hay algunos lugares gratuitos como descampados y algunas otras alternativas por los alrededores, aunque lo fácil es la zona azul. Nosotros tuvimos suerte y pudimos aparcar en una especie de patio interior cerca de donde teníamos el apartamento. En cualquier caso una buena opción es no moverlo demasiado para desplazarse por la ciudad.
Una de nuestras primeras tomas de contacto con la ciudad fue la visita a su playa; sabíamos que no era una playa fantástica, pero después de la caña que le estábamos dando a los pequeños durante los primeros días pensamos que era la mejor alternativa para relajarnos todos un poco. Fuimos hasta la Playa de Bacvice caminando (poco más de 10 minutos) y nos encontramos una playa de arena con bastante gente (y fuimos por la tarde). Os puedo asegurar que no es una de las playas que se muestran en las fotografías cuando se habla de este bello país pero estaba limpia, el agua bastante calmada y los niños se lo pasaron muy bien.
El plato principal de Split es el fantástico Palacio Diocleciano (desde no hace mucho le sigue de cerca la renovada Riva -paseo marítimo-). Es impresionante. Dicen de él que es uno de los monumentos romanos más impresionantes del mundo (mide 215 m de este a oeste y 181 metros de ancho). Es tan grande que es un barrio en el que hoy en día viven unas 3000 personas y que tiene un ambiente fantástico con su multitud de bares, restaurantes, museos y tiendas.
Qué es lo que vimos en su interior? La vida… íbamos sin rumbo, callejeando y disfrutando de las cosas que te encuentras sin esperártelo. No obstante, sí que hay lugares de obligada visita: Las salas del sótano (donde se ha rodado Juego de Tronos), la Catedral de San Duje y el Templo de Júpiter son algunos de ellos. Nosotros los contemplamos desde el exterior ya que a las horas por las que circulábamos estaban cerrados.
Una característica interesante y curiosa que tiene el Palacio es que dispone de 4 entradas, una por cada punto cardinal y cada una de ellas tiene el nombre de un metal: Puerta de Oro para el acceso Norte, Puerta de Bronce para el acceso Sur, Puerta de Plata para el Este y finalmente, Puerta de Hierro para el Oeste. No es difícil ‘perderse’ por su interior, aunque también es fácil volverse a ubicar; al principio y al final de cada calle hay unos letreros que indican qué hay en ella.
Si se sale por la puerta de Oro lo primero que se ve es la escultura de Gregorio de Nin, que se ha convertido en una de las imágenes clásicas de la ciudad (y es tradición frotar el pulgar del pie derecho). Al salir por el lado contrario se accede a la Riva, el paseo marítimo. Recientemente renovado es fantástico para pasear, con su multitud de puestos, espectáculos varios y lugares para turistear. Por la puerta de Hierro (que es la que utilizábamos nosotros para entrar y salir del Palacio) se encuentra la zona del mercado.
Básicamente esto es lo que vimos en Split. No entramos mucho en profundidad pero la vivimos la suficiente para que nos gustara; no nos habría importado tener más tiempo para poder descubrirla un poco mejor.
Ah! Existe la Split Card; se trata de una tarjeta que permite el acceso a varios museos de la ciudad y hace que puedas tener descuentos en muchos servicios; si no ando equivocado, si estás más de 3 noches alojado en la ciudad la puedes obtener de forma gratuita (nosotros no lo supimos a tiempo 🙁 )
Echa un vistazo a todos los posts de nuestro viaje a Croacia en la guía de viaje.
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