Comenzamos nuestro último día en la zona de Santa Teresa dejando el plato fuerte (junto a La Maddalena) para el último día: Costa Smeralda.
Nuestra intención inicial era ir hacia la famosísima Spiaggia del Príncipe y hacia allí nos dirigimos con indicaciones diferentes extraídas de varios sitios (foros, páginas varias y la guía Lonely Planet de Cerdeña)… En principio no parecía muy complicado, había que ir dirección Romazzino y Cala Volpe… pero no la encontramos; acabamos en una urbanización bastante pija la cual no tenía demasiada pinta de tener la citada playa cerca. Seguimos dando algunas vueltas y, viendo que se empezaba a hacer tarde y que estábamos pasando la mañana en el coche, optamos por la solución más sencilla: Buscando la dichosa playa habíamos visto carteles para ir a la Spiaggia Liscia Ruja; era una de las playas que teníamos apuntadas para visitar por la zona, así que no era mala idea quedarse ahí.
En esta playa ya no tuvimos más remedio que pagar para aparcar (por el momento nos habíamos librado): unos 4 euros dos horas, creo recordar… intentamos escaquearnos, pero no era fácil; en el camino había pocos huecos y todo acababa desembocando en el parking.
La playa estaba fantástica; el agua impecable, de un azul alucinante! Parecía mentira que en tan poca distancia cambiara tanto el color del agua. Había una zona de hamacas para el típico bar de gente bien, pero la playa era muy grande y estuvimos muy cómodos y en primera línea de playa.

A la hora de comer nos dejamos guiar por la Lonely Planet, sabiendo que la zona era bastante cara; acabamos comiendo en un lugar que está en la carretera llamado La Vecchia Costa; al parecer se trata de un lugar famoso por la zona sobretodo por los habitantes, así que reservamos antes de ir. Los precios eran bastante aceptables y comimos bastante bien… Incluso tenían trona!! (algo inaudito!). Allí pedimos indicaciones de nuevo sobre cómo ir a Spiaggia del Principe y, esta vez sí, llegamos! Aparcamos en un lateral de la carretera y así nos evitamos del pago del párking (realmente no vale la pena pagar… son 5 – 10 minutos de caminata más).
El acceso a la playa no es todo lo sencillo que se podría esperar siendo tan famosa… y con calzado ‘playero’, menos aún. Si a ello se le suma que se llevan trastos y hay que cargar con 12 kilos de niña pequeña, aún se complica más la cosa, pero bueno, acabamos llegando… a un lugar pequeño y lleno de gente.
Bueno, conseguimos ponernos en un lateral, a escasos metros del agua… y aquí podéis ver por qué es famosa esta playa:






Nuestro planning inicial era ir a la playa por la mañana y ver algún pueblo por la tarde, pero al final optamos por estar en la playa también por la tarde… la visita a Porto Cervo se redujo a recorrer un poco sus calles sin bajarnos del coche (tampoco vimos mucho que ver…).
A eso de las 18.00 desfilamos hacia Santa Teresa a pasar nuestra última noche allí… mañana nos íbamos hacia Alghero.
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