Empezaba el día 3 en el país de los tulipanes y de los molinos. En esta ocasión nos desplazábamos a los famosos pueblos de Edam, Volendam y Marken, en los que teníamos previsto pasar el día completo, sin prisas.
Nos dirijimos en bus hasta Centraal Station para coger uno de los buses que lleva a la zona de Waterland. Según las indicaciones que teníamos, debería haber una parada de autobús que nos permitiera comprar el billete, pero la zona estaba en obras y tuvimos que ir haciendo una gimcana siguiendo los cartelitos que indicaban dónde se cogía el bus. Finalmente, acabamos en la parte trasera de la estación.
Allí había un pequeño puesto que vendían los famosos tickets Waterland que permiten recorrer la zona con un mismo billete tantas veces como se quiera. El ticket vale unos 11 euros por persona. También se puede comprar en el bus, si no me equivoco. Hay unos cuantas líneas que van hacia aquella zona y salen de forma bastante frecuente, así que no hay por qué preocuparse en saber qué línea hay que coger.
Nuestro planning era ir hacia Edam, que era el pueblo más lejano y después ir volviendo a Volendam y a Marken, para acabar regresando a Ámsterdam. El trayecto duró unos 40 minutos, en los que tuvimos que hacer, como muchas otras veces, uso del recurso ‘dibujos en el móvil’ para que la enana se estuviera un rato quieta.
Cuando llegamos a Edam ya se respiraba una atmósfera totalmente diferente a la de Ámsterdam e, incluso, la de Alkmaar. Todo mucho más tranquilo, silencioso… Comenzamos a caminar desde la estación de autobuses hasta el centro, siguiendo un mapa que vimos al bajar. Allí ya comenzamos a ver las calles empedradas, las casas con acceso a los canales y sus barquitas amarradas…
Edam |
Finalmente llegamos al ayuntamiento y, a su vez, a la oficina de turismo (creo que no lo había dicho, pero las oficinas de turismo holandesas se caracterizan por el cartel VVV con fondo azul). En la oficina, nos suministraron un mapa del pueblo y nos quedamos un poco chafardeando, que había una boda :P.
Paseando por Edam |
La pequeña, acusando el cansancio de los últimos dos días, se durmió en el cochecito al poco (el traqueteo de los adoquines es lo que tiene) y podríamos decir que ella no estuvo en alma en Edam, solo en cuerpo, jaja.
Las principales calles de Edam son por las que discurren dos canales paralelos; todo ello decorado con los barquitos bien amarrados, las preciosas casas (sin cortinas) y, sobretodo, la tranquilidad. Dignos de mención son también los puentes que atraviesan estos canales, sobre todo los de madera tan exquisitamente cuidados.
Uno de los dos canales que atraviesan Edam |
Al norte se encuentra la iglesia de San Nicolás, de aspecto imponente para lo pequeño del pueblo. No pudimos entrar porque estaban todas las puertas cerradas; dimos toda la vuelta y no hubo forma. Alrededor de la iglesia hay un cementerio, nada tétrico.
Cerca de la estación de autobuses hay un carrillón que hace sonar una melodía cada 15 minutos, fácilmente identificable por la altura.
Muuucha tranquilidad… |
Cuando ya volvíamos hacia la estación de autobuses nos entraron ganas de quedarnos un rato más: había un festival de música y parecía que comenzaba a animarse (serían las 12.00 aproximadamente). No obstante, si no queríamos correr, debíamos seguir con lo que teníamos previsto.
De la misma forma que hay muchos buses que vienen hasta esta zona, también hay otros muchos que van de regreso, así que tuvimos que esperar muy poco rato.
Edam y Volendam en realidad están prácticamente unidas y forman parte del mismo municipio; estuvimos en el bus unos 5 minutos para llegar a nuestro segundo destino del día; la conductora del bus, muy amable ella, nos indicó dónde teníamos que bajar.
Enfilamos hacia el centro, y nos dimos de bruces con la oficina de turismo. Ya habíamos leído que el personal en ella era amabilísimo; lo comprobamos al entrar, estaban dando información a un grupito de españoles… en un castellano buenísimo. Pusimos un poco la oreja y nos confirmó algo que ya nos imaginábamos: a comer, mejor al puerto. Finalmente nos dio un mapa y, con alguna pequeña aclaración más, nos fuimos más que satisfechos.
Paseando hacia el puerto, que es el lugar más conocido de Volendam, cruzamos un mercadillo en el que tuvimos que hacer un importante esfuerzo para no parar… el hambre apretaba ya y los puestos de comida nos intentaban absorber, aunque conseguimos resistir la tentación!
Volendam |
Llegamos al puerto, y tras deambular por la multitud de restaurantes que habían, nos metimos en De Lunch, un restaurante que nos sorprendió gratamente; tanto por la amabilidad de sus camareros (jovencísimos todos) y por la comida. Puedes leer mi review en TripAdvisor aquí.
Zona del puerto de Volendam |
Después de comer estuvimos paseando por la zona, luego nos metimos un poco más en el interior para salir del bullicio turístico y disfrutar de la tranquilidad que había justo una calle detrás de todo el bullicio. Es un pueblo muy agradable para pasear.
No hace falta andar mucho para que cambie el ambiente |
Volendam |
Finalmente, cogimos un ferry para ir hacia Marken, con la compañía Volendam Marken Express, que es la única que opera el servicio (buen negocio tienen…). El billete solo de ida, que es el que compramos, cuesta 7,5 euros por persona.
Para ir hacia Marken también se puede ir en bus, pero es altamente recomendable este pequeño paseo en barco de unos 30 minutos de duración y que permite ver tanto Volendam como Marken desde una perspectiva diferente.
Volendam al fondo… .Camino a Marken |
Nuestra última parada del día: Marken. Un pueblecito encantador, pequeño y tranquilo. El sitio más animado que vimos fue el puerto, que es donde había algunas tiendas y bares. Cuando nos fuimos metiendo no se veía prácticamente a nadie por la calle. Eso sí, está todo impecable, tanto en cuidado como en limpieza. Mi recomendación para Marken es… dejarse perder y callejear.
Llegando a Marken |
Puerto de Marken |
Finalmente nos fuimos hacia la parada del bus a esperar el primer autobús que nos devolviera a Ámsterdam. Cuando llegamos a la estación nos pusimos a caminar y acabamos llegando a una zona muy nueva. A mi me encantó, tenía un aire diferente; el edificio más importante que hay aquí es la fantástica biblioteca de Ámsterdam, la biblioteca más grande de Europa (tiene al menos 8 plantas). Creo que en alguna de las plantas superiores hay un bar con vistas.
Estuvimos en la zona infantil un buen rato; yo haciendo fotos y cotilleando, la pequeñaja disfrutando de tantísimos cuentos, fuera en el idioma que fuera, y la mamá, con su bichillo interior, descansando.
Biblioteca de Ámsterdam |
Yo había dejado mi bici por aquí… |
Ya de vuelta hacia la parada del autobús para regresar al hotel hicimos algunas fotos tanto de la estación como de la Iglesia de San Nicolás desde otra perspectiva…
Iglesia de San Nicolás |
Centraal Station |
La cena de esa noche fue de ‘fast food’: En Sloterdijk compramos un par de Durums para los adultos y un bol de pasta para la enana y nos fuimos a comerlo a la zona de cocina del hotel. Estuvimos la mar de bien y encima la pequeña pudo jugar con una cocinita infantil.
La cocina de este hotel, de libre uso para los huéspedes, está muy bien equipada; tiene todos los elementos necesarios para cocinar e, incluso, hay algunos ingredientes también disponibles (pasta y cosas así). Además, en la zona también hay una lavadora y una secadora, también gratuitas y un frigorífico grande en el que guardar lo que se quiera (cada uno en su bolsita).
Después de una buena cena (los durums estaban muy buenos!), subimos a descansar; por fin conseguimos que la enana se durmiera antes de las 22.00… le convenía descansar…
Mañana más!
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