Durante nuestro roadtrip por Francia pasamos cinco días recorriendo la bella región de Normandía, mundialmente conocida por el famoso desembarco de la segunda guerra mundial. En este post os vamos a explicar cómo recorrer los principales puntos de Normandía con niños.
Empezamos nuestra visita a esta región desde nuestro alojamiento cercano a Mont Saint Michele (del que tenéis info en este artículo), ubicado muy cerca de la abadía.
La idea fue dedicar dos días a Baja Normandía y dos y medio a Alta Normandía. En cada una de las dos regiones íbamos a tener un único alojamiento y realizaríamos desplazamientos desde él. Las distancias no son muy grandes y siempre es de agradecer repetir noche en algún lugar (podéis echar un vistazo a nuestros alojamientos durante este viaje en el post de alojamientos).
Baja Normandía
Al día siguiente de visitar la impresionante abadía empezábamos la ruta propiamente dicha por Normandía.
La primera parada fue el pueblo de Sainte-Marie Eglise para ver la famosa iglesia en la que un paracaidista americano quedó suspendido durante la noche del 5 de Julio de 1944. En esta misma iglesia hay una cosa bastante curiosa: Las vidrieras están dedicadas al desembarco aliado.
En este pequeño pueblecito hay también un museo para visitar (museo de las tropas aerotransportadas) que nosotros solo vimos desde fuera.
La siguiente parada, después de comer en Sainte-Marie-du-Mont algunos de los platos típicos de la zona nos dirigimos hacia una de las playas importantes del desembarco: Utah Beach. En ella hay un museo (en el que nosotros no entramos) y varios monumentos conmemorativos, como el Higgins Boat Monument, en el que los pequeños se lo pasaron en grande haciendo como si llevaran un barco… En la playa no hay mucho más que ver que la propia arena.
La siguiente parada del primer día por Baja Normandía fue el espectacular Point du Hoc, un acantilado donde los Rangers americanos consiguieron inutilizar una batería de cañones de las tropas alemanas; actualmente es posible ver multitud de cráteres y restos militares por explorar… además de unas vistas fantásticas.
Continuamos en la cercana Omaha Beach, otra de las importantes playas durante el día D y donde los peques se dieron un refrescante baño.
La última visita del día fue la más impresionante de todas: El cementerio estadounidense de Normandía. Se trata de un lugar de obligada visita si se viaja a esta región, interese o no demasiado la cuestión bélica. 70 hectáreas de terreno donde descansan casi 10.000 tumbas alineadas hacia el oeste (a EE.UU.) bajo un césped en excelentes condiciones que deja con la boca abierta a cualquiera. Aquí se respira paz y tranquilidad… y uno se siente obligado a mantenerla. Es curioso saber que se trata de espacio americano cedido a perpetuidad por Francia a Estados Unidos: incluso el personal encargado de su gestión es americano! El cementerio se complementa con el Jardín de los Desaparecidos, donde están los nombres de más de 1.500 militares que no pudieron ser ubicados o localizados. También aquí se ubican varios monumentos en los que ver mapas y documentos sobre las operaciones militares. Podéis consultar los horarios de acceso en su página oficial.
El segundo día en esta región comenzó en Longues sur Mer, donde paseamos entre los cañones de la batería alemana, bastante bien conservada y con sus cuatro cañones aún apuntando hacia el mar.
Continuamos nuestra visita en el turístico pueblo de Arromanches donde se encuentra la playa Gold Beach. Desde ella aún se pueden ver restos del puerto artificial que los Aliados fabricaron en pocos meses y en los que descargaron miles de soldados y vehículos. Es realmente impresionante en todo lo que se montó allí! Justo delante de la playa está el museo del desembarco (al que no entramos) y muy cerca, Arromanches 360º, un cine circular que proyecta cada media hora imágenes de la batalla de Normandía a cargo de los dos bandos.
Nuestra parada para comer fue en otra de las playas importantes en el Desembarco: Juno Beach. Íbamos preparadísimos para hacer un pícnic y que los pequeños pudieran jugar y bañarse… pero nos encontramos con una playa muy sucia en la que a duras penas pudimos poner la toalla para sentarnos. Los peques acabaron pasándoselo en grande jugando con otros niños que había allí… Cualquier lugar es bueno para conocer gente!
Acabamos el día dando un paseo por la ciudad donde dormíamos: Bayeux, una de las primeras ciudades importantes en ser liberadas. La atracción más famosa de esta ciudad es su impresionante tapiz, aunque también merece un paseo su coqueto centro histórico y una visita a su catedral, que nos pareció desproporcionadamente grande para lo pequeño del pueblo… Algo más retirado del centro se encuentra el Bayeux War Cemetery, donde descansan más de 4.000 soldados británicos y al que se puede acceder libremente en cualquier momento. Muy cerca de él se encuentra el Museo Memorial de Bayeux.
Alta Normandía
Tras dejar Bayeux nos dirigimos hacia Caen, donde empezamos visitando su espectacular Memorial, al que hay que reservarle tranquilamente unas 3 horas. Para sacar el máximo rendimiento a la visita es altamente recomendable coger una audioguía y tienen una zona con monitores para que los más pequeños puedan estar entretenidos. Al finalizar, tras comer algo rápido por el centro de la ciudad hicimos una visita a los lugares más destacados, empezando por los restos de su castillo. Continuamos, bajo un sofocante calor, visitando la abadía de las damas y acabamos haciendo lo propio con la abadía de los hombres, sede actual del ayuntamiento de la ciudad… lo cierto es que el calor y el poco tiempo del que disponíamos no nos puso fácil pasear tranquilamente.
Después nos desplazamos hasta el bellísimo pueblo de Honfleur… otro lugar que visitamos de forma relámpago y en el que nos hubiera gustado pasar más rato. Paseamos por el Vieux Bassin, callejeamos un poco por su casco antiguo y, casi sin darnos cuenta, nos topamos con su espectacular iglesia de madera (Sainte Catherine) que nos dejó fascinados. Este pueblo es uno de esos lugares en los que te puedes quedar el tiempo que quieras paseando y descubriendo sus rincones… Nos supo fatal tenernos que ir tan pronto.
La última atracción del día fue pasar por el Puente de Normandía (de peaje, 5,40 euros) de camino a nuestro alojamiento en un pequeño pueblo llamado Bretteville-du-grand-Caux (si queréis saber más de nuestros alojamientos podéis hacerlo en el post que dedicamos a ello).
El segundo día en Alta Normandía empezó en la ciudad de Le Havre donde, tras visitar su oficina de turismo, nos dieron indicaciones para realizar una ruta en la que ver los atractivos principales de la ciudad. Esta ciudad, la más grande de Normandía, fue prácticamente destruida durante la II Guerra Mundial y su reconstrucción, a cargo del arquitecto Auguste Perret, se incluyó en el 2005 en el Patrimonio Mundial de la Humanidad por parte de la Unesco. Al ser relativamente moderna, no esperéis una arquitectura como la que puedan tener otros pueblos de la región… aquí abunda el cemento y mucha gente acaba algo desilusionada. Tras hacer la ruta y comer en un restaurante cercano al mar los típicos moules-frites, nos quedamos un rato en un fantástico parque infantil (con zona de agua) para desahogo de los peques…
A primera hora de la tarde nos fuimos hasta Fécamp a disfrutar de sus espectaculares acantilados desde Cap Fagnet, aunque la experiencia fue algo descafeinada porque había neblina y se veían poco. Si ya como los vimos eran bonitos, un día que tenga buena visibilidad deben ser espectaculares. De la ciudad no podíamos quedarnos a ver nada si queríamos llegar antes de la puesta de sol a Etretat.
El plato fuerte del día quedaba para el final: Etretat y sus acantilados. Aparcamos muy cerca de la playa (pagando) desde donde disfrutar de las vistas espectaculares que ofrecen estas paredes verticales. Sin perder tiempo, nos fuimos hacia La Falaise d’Aval (el acantilado de la izquierda de la playa) y comenzamos el ascenso por un camino muy sencillo, adaptado a todos los públicos. Lamentablemente, el tiempo se nos echaba encima y consideramos que lo mejor era no llegar hasta arriba… Duplicábamos el tiempo y aún teníamos que ir a La Falaise d’Amont (el acantilado a la derecha de la playa). Al bajar paseamos un poco por la playa disfrutando el ambiente que se respiraba en esta localidad mundialmente conocida y disfrutamos de la puesta de sol… Para subir a La Falaise d’Amont optamos por ir en coche ya que después nos íbamos directamente a nuestro alojamiento. Para llegar usamos el GPS y en pocos minutos estábamos en el aparcamiento que hay al lado de la icónica iglesia que corona el lugar. Las vistas desde aquí eran espectaculares aunque, de la misma forma que en Fécamp, también había un poco de neblina… realmente es un lugar precioso y es visitado por mucha gente… Ah! Allí arriba hacía bastante aire… no sobraba la manga larga.
Esa iba a ser nuestra última noche en Normandía. Al día siguiente dormíamos ya en París aunque por el camino haríamos una parada en Rouen.
Rouen
Nuestra última parada en la región normanda fue en su capital, a menos de dos horas de París. Esta espectacular ciudad tiene muchas cosas para ver y nosotros no teníamos más que unas horas para conocerla, así que llegamos bien temprano para aprovechar el tiempo… Sin embargo, nos acompañó la lluvia durante todo el día y dificultó un poco el pasear por la ciudad.
Como hacemos habitualmente, tras aparcar (fuera del centro histórico) nos dirigimos hacia la oficina de turismo, ubicada frente a la espectacular catedral. Allí nos hicimos con una ruta por los lugares más importantes, comenzamos por la Catedral de Notre-Dame (con la esperanza que amainara un poco) y alucinamos con la espectacularidad de su interior, destacando la curiosa escalera gótica de piedra. Otros lugares destacables de la ciudad que visitamos mientras paseábamos por sus calles de cuento fueron el Gros Horloge (un impresionante reloj que es el símbolo de la ciudad), el Palacio de Justicia (un impresionante e inmenso edificio gótico) o la plaza de Vieux Marché, lugar donde quemaron a Juana de Arco y en la que ahora hay un monumento conmemorativo en su honor y una peculiar iglesia con forma de casco de guerrero (según la interpretación de los expertos). Al otro lado de la catedral también se puede visitar la Iglesia de Saint-Maclou y la Abadía Saint-Ouen que nosotros no tuvimos tiempo de visitar.
Tras comer algo en un céntrico bufet, abandonamos la región de Normandía dirección París.
Conclusiones
Si habéis llegado hasta aquí, la primera conclusión que extraemos es fácil: Nos faltó tiempo. La primera parte (Baja Normandía) sí que fue suficiente con dos días aunque sin entrar en museos… A partir de Caen ya íbamos a golpe de pito y no pudimos disfrutar del todo la experiencia ni ir con la calma que se merece.
Durante esta ruta nos dimos cuenta que teníamos que visitar algún museo dedicado al desembarco y nos decidimos por uno que dicen que es de los mejores: El de Caen. Esas tres horas que estuvimos recorriéndolo nos trastocó el planning y algunas visitas fueron demasiado cortas, como por ejemplo Honfleur.
No somos especialmente aficionados a los temas bélicos y no por ello nos gustó menos esta región. Es una manera de aprender historia y tiene muchas cosas para ofrecer.
Hay multitud de museos para visitar… es conveniente planificar cuáles se quieren visitar e informarse de cuánto tiempo es necesaria para su visita. Exceptuando éstos, la mayoría de atracciones turísticas son gratuitas.
Este post forma parte de un roadtrip desde Barcelona a París; tienes mucha más información sobre el viaje completo en la guía de viaje.
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