Ahora que los peques ya no son tan pequeños y que pagan billete a precio completo en prácticamente todos los medios de transporte habituales es evidente que en más de una ocasión nos sale rentable viajar en nuestro propio coche. El ejemplo más sencillo es el del avión: A los 4 billetes en muchas ocasiones hay que sumar ciertos gastos indirectos como pueden ser la facturación de maletas, los asientos contiguos, la prioridad de embarque o el seguro de cancelación; es más que probable que si el destino es relativamente cercano sea más rentable viajar en coche.
Otra cuestión importante es el estado del vehículo: Para hacer que el coche funcione como debe, es de fundamental importancia tenerlo en perfectas condiciones; de esta forma evitaremos gastos o averías imprevistas.
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