Durante nuestro viaje por Noruega no podíamos dejar de visitar algunos de los glaciares más conocidos del país. Todos los que visitamos fueron brazos del grandísimo Jostedalsbreen, el mayor glaciar de toda la europa continental. Concretamente fueron Nigardsbreen, Boyabreen y Supphellebreen. En el post de hoy os explicaré un poco nuestra experiencia en el primero de ellos.
Dicen de él que es el glaciar más accesible de Noruega. Se llega tras tomar un desvío desde la tranquila población de Gaupne y no tiene pérdida, está a unos 30 kms. Justo antes de llegar a la zona del glaciar nos encontramos con un edificio bastante singular: El Breheimsenteret, un museo y uno de los tres centros de visitantes que tiene el Parque Nacional de Jostedalsbreen. Nosotros no entramos y seguimos hasta el glaciar porque corríamos el riesgo de que se nos hiciera tarde para llegar a nuestro alojamiento. Para acceder al párking hay que pagar (40 NOK). Tras pasar la barrera al poco rato aparece imponente la masa de hielo azul al fondo, flanqueado por un lago. La vista es espectacular.
Cuando llegamos vimos que había varios coches, pero no había nadie por las inmediaciones; ¿dónde estaba todo el mundo? Nos fijamos bien en el glaciar y apreciamos unos puntitos de colores… Los usuarios de los coches allí aparcados había llegado hasta el glaciar.
No teníamos muy claro qué hacer: ¿nos acercamos con los niños o no es una buena idea? Un cartel advierte, como en todos los glaciares que visitamos, que era un lugar peligroso. Sin embargo, la tentación era grande… era una oportunidad para que nuestros peques tocaran hielo de un glaciar (nosotros ya lo hicimos en el Perito Moreno) y tampoco lo íbamos a escalar ni mucho menos; con llegar a la base era suficiente. Además, no se veía muy lejano, casi al alcance de la mano… mientras nos debatíamos en si acercarnos o no había llegado más gente (incluso alguno iba con algún niño -mayor que los nuestros-) que se había calzado las botas y se habían puesto en marcha, y veíamos cómo iban avanzando, así que, ¿Por qué no nosotros? Pese a que llovía un poco (nada comparado con lo que había llegado a hacerlo durante el día), nos pusimos en marcha.
Pasamos con los peques un riachuelillo, seguramente más caudaloso de lo que era habitual (debido a las lluvias) y comenzamos a caminar por las rocas, por las resbaladizas rocas. ¿Realmente estábamos tan cerca? Comenzamos a valorar, en función de la gente que había llegado tras nosotros y que nos llevaba ventaja, cuánto rato podríamos tardar en llegar allí con los peques y volver… Seguíamos dudando qué hacer, aunque íbamos avanzando. De repente, nos cruzamos con una familia que volvía de allí. Iban con una niña más o menos como nuestra mayor y se les veía bastante agobiados. Al vernos con dos peques nos dijeron:
Nos quedamos bastante parados porque a simple vista no parecía tan complicado. Incluso hay zonas que tienen escaleras de madera o pequeños puentes para facilitar algún punto que pudiera ser más complicado. Sí que era cierto que resbalaba bastante y nuestra hija ya había sufrido algún pequeño percance. Además, veíamos que íbamos a tardar más rato de lo que parecía… Era ya por la tarde y aún nos quedaba un buen trecho en coche para llegar a nuestro próximo alojamiento, así que no podíamos estar allí muchas horas (lamentablemente).
Finalmente, tras mucho darle vueltas y tras haber avanzado un poco, decidimos abandonar. Nos quedamos con las ganas, pero muy posiblemente en algún momento nos habríamos arrepentido si hubiéramos seguido; bien por dificultad, bien por el rato que tardaríamos o por alguna otra cosa que no habíamos previsto… Además, por culpa de la lluvia caída durante todo el día aún se complicaba más (para pasar el riachuelillo del principio tuvimos que hacerlo por turnos, pasando los peques uno a uno en brazos saltando entre las rocas). Nos quedamos en lo alto de unas rocas, nos hicimos algunas fotos fantásticas y nos volvimos al párking.
Una vez en el párking nuestras sospechas se confirmaron: Se tardaba más de lo que parecía. Nos lo explicó una familia polaca que tenía la furgo aparcada al lado de nuestro coche; tardaron un mínimo de una hora de ida y otra de vuelta que, sumado a lo que podías estar por el glaciar (mínimo una hora), nos dilapidaba la tarde, así que habíamos tomado una buena decisión.
Entonces, ¿Se puede ir hasta Nigardsbreen con niños? Creo que sí, si se va con tiempo suficiente, la meteorología acompaña y se toman las precauciones oportunas. Pero sobretodo, cuidado porque es un lugar en el que hay que tener mucho cuidado; uno mismo y los peques.
También es posible contratar excursiones por encima del glaciar con guía (aquí) y llegar hasta él en una barca que parte desde el párking (60 NOK). Puede ser de ida y vuelta o únicamente de ida.
Puedes revisar todos los posts de nuestro viaje a Noruega en guía de viaje.
Marcelo Machado dice
Hola, desde que localidad fueron al glaciar? en que ciudad conviene hacer base para ir a este glaciar?
Oscar Espinosa dice
Hola. Veníamos desde Gudvangen (menos de 3 horas en coche). Esa noche dormimos cerca de Lom (es un lugar apropiado para alojarse para ir a ese glaciar).
Si necesitas más ayuda, no dudes en preguntarnos!
zelen dice
Hola! estamos yendo a Noruega en principio de mayo del año que viene y vamos con un niño que tendra 2 años en ese momento. Lei lo del Preikestolen y no se si me animo pero esto del glaciar como lo ves con un niño tan pequeño? llevamos una mochila ergonomica para llevarlo en la espalda es tan complicado?
Oscar Espinosa dice
Hola!
Si lleváis mochila, yo me lanzaría al Preikestolen… Y en cuanto al glaciar, el trozo que hicimos no era excesivamente complicado, pero sí que puede ser resbaladizo si ha llovido. Yo lo intentaría; para daros la vuelta siempre estáis a tiempo 🙂
Vanesa dice
Hola, vamos a ir este verano a Noruega y queremos ir a ese glaciar desde Gudvangen. ¿Qué ferry hay que coger y cuánto vale aproximadamente? Muchas gracias de antemano.
Oscar Espinosa dice
Hola. Desde Gudvangen tienes que coger el ferry en Fodnes y va hasta Manheller. Tiene un coste de 80 NOKs.
Espero que disfrutéis el viaje!