Durante un viaje por los fiordos noruegos es imposible no pasar por la que se considera su ‘punto de inicio’: La ciudad de Bergen. Seguramente, la primera imagen de la ciudad que te venga a la mente sean sus famosísimas casas de colores enfrente del mar: El barrio de Bryggen… Y no es para menos, es un lugar precioso (y por ello es patrimonio mundial de la Unesco). Sin embargo, tiene muchas más cosas que os voy a explicar en este post.
La segunda ciudad más grande de Noruega tras Oslo debe su importancia principalmente a la Liga Hanseática, que estableció aquí su base de operaciones para comerciar desde la ciudad. El exponente más representativo de este comercio es el barrio de Bryggen con sus características casas de colores que hoy albergan básicamente restaurantes y tiendas. No os quedéis únicamente admirando las fachadas tan fotogénicas de este barrio, que por dentro también hay cosas! Es fantástico perderse entre la callejuelas y ver cómo parece que algunos edificios se aguantan porque están apoyados en otros…
El museo hanseático es un lugar fantástico para conocer la historia de esta parte de la ciudad. Nosotros tuvimos la oportunidad de visitarlo y nos gustó mucho, es realmente interesante. Además, hacen visitas guiadas en varios idiomas, (el castellano entre ellos) y eso aún lo hace mejor. El museo se complementa con el Museo Schøtstuene, un edificio situado en la parte trasera del barrio y en el que es posible conocer las salas de reuniones que utilizaban los miembros de la liga.
Cerca de Bryggen, en la parte trasera, se encuentra el edificio más antiguo de Bergen, la Iglesia de Santa María que también visitamos.
Por supuesto, otro de los puntos importantes de la ciudad es el mercado de pescado –fisktorget– (con la espectacular oficina de turismo en la planta superior); En él, tanto dentro como fuera, es posible comer pescado de la zona (y casi una experiencia obligada!). Nosotros comimos en un restaurante del interior del mercado y podemos decir que fue una de las mejores comidas que hicimos en todo el país…
Por supuesto, tampoco hay que dejar de lado la parte moderna de la ciudad. Pese a que todo el protagonismo (o casi todo) se lo lleva Bryggen y la zona portuaria, el centro de la ciudad bien merece una visita.
Y ¿qué hacemos con los peques?
Al final, viajar con niños implica buscar cosas para ellos… no os preocupéis, hay multitud de actividades a realizar con ellos. Siempre tirando de la Bergen Card (de la que os hablaré después), visitamos los montes Floyen y Ulriken, recorrimos la ciudad en un tren turístico y visitamos el curioso y entretenido Museo de la pesca (mucho más de lo que el nombre evoca, os lo aseguro).
Llegar al museo de la pesca ya es en sí toda una experiencia porque se hace en un pequeño barco del 1977 que parte del puerto, justo delante de Bryggen (está indicado). El museo, además, está perfectamente diseñado para ir con niños pequeños. En general es bastante habitual que en los museos haya cosas para niños, pero el de la pesca nos gustó especialmente porque es muy, muy interactivo. Realmente nos sorprendió. Además, tuvimos la suerte que en su exterior se estaba realizando una pequeña feria local y pudimos escuchar música típica, ver algunos talleres y los peques pudieron dar un pequeño paseo por el embarcadero en un barquito de salvamento.
Nos quedamos con las ganas de visitar el acuario de la ciudad, del que escuchamos excelentes opiniones (menos mal que visitamos el de Alesund!) y de ir al Vilvite Science centre… Y aún había muchas más actividades para hacer con niños. Alguien nos dijo antes del viaje que 3 días en Bergen era demasiado, pero después de conocerla nuestra respuesta es: Depende para qué.
La Bergen Card
Todas las actividades las hicimos con la Bergen Card, que se puede comprar en la oficina de turismo de la ciudad y de forma online para los días que vayamos a estar en la ciudad. Os puedo asegurar que sale a cuenta ya que incluye multitud de entradas gratuitas y de descuentos.
Tenéis más información en su página oficial.
Bergen y el tiempo
Tened en cuenta una cosa: Dicen de Bergen que es la ciudad más lluviosa de Europa… De hecho, las estadísticas así lo corroboran. Tiene una altísima pluviometría, así que es conveniente tener planes alternativos para esos momentos en que pueda llover demasiado (al final, que llueva algo, tampoco es tan raro). En nuestro caso, como durante la mayor parte del viaje, nos llovió bastante…
Si estáis por la zona o tenéis previsto ir, no dudéis en conocerla profundamente y dedicadle tiempo; es mucho más que Bryggen.
Si quieres tener más detalle sobre nuestro viaje, en la guía de viaje tienes todos los posts publicados.
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